Eduardo Aranda Hortelano
A partir de estas mismas palabras, nacidas de la pluma de Francisco Atienza para constituir la letra de la habanera Estrella de mar, con música de Ricardo Lafuente, se inicia este camino de reflexión en torno a la figura de un periodista que dio voz a los más vivos sentimientos del pueblo de Torrevieja.
Sin duda, Paco nos regaló una estrella de mar a todos los torrevejenses, con cinco brazos que se vertebran a la perfección a partir de un sentir común por la ciudad salinera.
El primero de ellos se vincula con ese amor hacia el periodismo. Una vida que gira en torno a la noticia diaria en los diversos medios de comunicación, haciendo que fuéramos más conscientes de las efemérides de nuestra sociedad, tanto por sus textos narrativos y poéticos, como por las palabras que ágilmente danzaban en las ondas de cada radio.
Las reflexiones de sus colaboraciones periodísticas se entrelazan en la escritura con esas letras de habaneras en un contexto coral donde también fue partícipe. Cantar y escribir sobre la tradición que nuestros mayores nos legaron, enriqueciendo el patrimonio cultural de Torrevieja.
Del mismo modo, el mar y su alma se fundieron en una realidad común, manifestada en su entrega diaria en el seno de la Cofradía de pescadores. Compañerismo en una profesión que une corazones, especialmente en los momentos más difíciles, y una vocación a la Virgen del Carmen prolongada a lo largo de todo su peregrinar mundano.
Amistades infinitas, presentes en todos los barrios y, más concretamente en ese barrio de La Punta. Patente quedará por siempre ese recuerdo en cada vecino que se impregnó de cada exaltación a la tierra que lo vio nacer.
Y en un último brazo de esa estrella de mar encontraríamos todas las diversas caras de un torrevejense polifacético, como el Carnaval o el deporte. Todas ellas brotando incesantes en su corazón. Paco, espejo donde se refleja la sociedad torrevejense en una capacidad para aunar sentimientos en torno a la ciudad de la sal. Ciudad que siempre te supo a pueblo, con todos los matices que tiene ligado ese término como tradiciones arraigadas que no se pierden en los avatares de una gran localidad.
Paco, sin duda nos regalaste una estrella de mar y siendo conscientes de su valor ahora la custodiamos como herederos de ese “torrevejensismo”. Que pueda decir con la cabeza bien alta cada torrevejense: ¡Torrevejense nací!